Conexión con nuestra esencia primordial

Conexión con nuestra esencia primordial
Conexión con nuestra Armonía Primordial - Terapias Naturales complementarias para la armonía integral cuerpo-mente-espìritu

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Refugios de Paz: Centro dedicado a la Investigación, enseñanza y atención de personas mediante Terapias Naturales Integradas para la Armonía Cuerpo - Mente - Espíritu. Más que un lugar, es una invitación. Una invitación a que busques en tu interior ese espacio donde todo es perfecto, claro, límpido y brillante. En estos tiempos de cambios, se hace cada vez más inminente la necesidad de abrirnos a un estado de Conciencia Superior. Al mismo tiempo, muchas veces a nuestro alrededor todo parece turbulento, caótico, inasible... Refugios de Paz es una invitación a que encuentres tu esencia prístina, la que te permite evolucionar hasta el más alto grado de vibración. Lo hacemos desde la conciencia de nuestra multidimensionalidad, desde tener nuestras raíces bien plantadas en esta amada Madre Tierra que nos nutre... Somos, en principio, lo que vemos de nosotros mismos. Por eso partimos de este nuestro cuerpo físico, a través del movimiento, la respiración, el alimento cotidiano, para trascendernos a través de nuestros planos mentales y emocionales y desde allí manifestarnos en la plenitud de nuestro Ser Espiritual.

lunes, 26 de febrero de 2007

CANTICO DEL HERMANO SOL


(...) Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,especialmente el hermano Sol,el cual hace el día y nos da la luz.

Y es bello y radiante con gran esplendor; Y de Ti, Altísimo, nos hace mención.

Loado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas; en el cielo las has formado claras y preciosas y bellas.

Loado seas, mi Señor, por la hermana agua la cual es muy útil, y humilde, y preciosa, y casta.

Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego, con el cual alumbras la noche, y es bello y jocundo, y robusto y fuerte.

Loado seas, mi Señor por nuestra madre tierra, la cual nos sustenta y gobierna, y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas. (...)

Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar. (*)