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Sabes, nos olvidamos que las cosas no siempre fueron como son ahora. Dondequiera que estemos, cualquier cosa que tengamos, en ocasiones nos parece que es todo lo que hay. Pero todo se inició en alguna parte. Incluso la tierra comenzó en alguna parte, así como la curación debe empezar en alguna parte.
Al principio, estaba Coyote. Estaba sola, lo mismo que todos nos sentimos solos a veces. Cualquier otra cosa que hubiese a su alrededor, era pequeña y distante y difícil de ver. Y la tierra estaba tan helada, oscura y aburrida como una ventisca en invierno. No había mucho que hacer. Coyote estaba muy aburrida. Y entonces conoció a Zorra Plateada, que también estaba muy aburrida. De manera que las dos se sintieron muy, muy aburridas juntas. Pero como bien lo sabe cualquier persona que esté aburrida, es mucho mejor aburrirse en compañía de un amigo que sentirse aburrido solo.
De manera que después de aburrirse juntas durante un tiempo, Coyote tuvo una idea. “Vamos a hacer algo”, sugirió.
“Por supuesto”, asintió Zorra Plateada. “Pero cómo haces algo?”
“Creo que debes cantarlo”, respondió Coyote. “Cierra los ojos con fuerza y canta junto conmigo: Quiero ver algo. Quiero ver algo. Quiero ver algo.”
Coyote y Zorra Plateada cerraron los ojos con fuerza y cantaron juntas. Cantaron:”Quiero ver algo. Quiero ver algo. Quiero ver algo”. Mientras cantaban, cada una se imaginaba lo que quería ver. Coyote cerró los ojos con fuerza e imaginó ver comida. Zorra Plateada cerró los ojos todavía con más fuerza e imaginó ver algo majestuoso y erguido. Cantaron y cantaron y bailaron y bailaron. Después cantaron y bailaron todavía más, hasta que quedaron exhaustas y se dejaron caer al suelo y después se levantaron y lo hicieron de nuevo. Por último, absoluta y totalmente fatigadas, se quedaron profundamente dormidas. Durmieron y durmieron y durmieron y, cuando despertaron, oh sorpresa, delante de ellas había una bella montaña con la cima cubierta de blanco, con un alce erguido orgulloso cerca del pináculo.
“Qué bello”, suspiró Zorra Plateada.
“Comida”, jadeó Coyote.
Pasaron todo el día contemplando la comida sobre la bella montaña. En realidad disfrutaron ese día, el primer día que habían visto algo que valía la pena ver.
Tomado de "Medicina Coyote"
de Lewis Mehl-Madrona